Donostia/San Sebastián, a 28 de julio de 2018
Muy estimados miembros de la ABIE,
La vida, por fortuna o providencia, nos depara muchas coyunturas. Todas son concadenadas y ninguna perpetua. En el transcurso de mi vida, Dios, el buen Dios, me ha llevado por donde nunca esperé, ni tan siquiera imaginé. Él hizo que un día, sin mayor mérito propio, me ofrecieran la presidencia de la insigne y muy querida Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia en España. Nuevamente Él, ahora, me abre nuevos derroteros, nuevos proyectos que, quien tiene la potestad de hacerlo, me pide que los lidere. Por tanto, después del necesario discernimiento, he optado por renunciar a aquel servicio y oficio eclesial. Y así lo comuniqué en nuestra última Asamblea General celebrada en Córdoba.
Hoy, hace pocos instantes, la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal ha informado que los Srs. Obispos que conforman su Comisión Permanente han tenido a bien nombrar nuevo Presidente de nuestra Asociación a D. Francisco José Cortés Martínez, el Director de la Biblioteca de la Universidad Loyola Andalucía. Doy fe de su gran valía y vocación; con él quedan asegurados los aciertos y la proyección de la ABIE. Yo he tenido ya el agrado y el honor de felicitarle y también de mostrarle mi entera disposición para todo cuanto de mi estime.
Pero el objetivo auténtico, sincero, de esta misiva no es tan sólo comunicaros tan relevante noticia, sino el de mostrar, transcender, mi sentimiento de agradecimiento A TODOS, a vosotros, a cada uno de los que conformáis esta gran familia llamada ABIE.
En ella, por ella, hemos realizado en estos años muchas y calladas labores tales como, por reseñar algunas, conseguir la regularización de todo el entramado jurídico de la Asociación tanto en el Registro de Asociaciones, en el de Entidades Religiosas y en el de Hacienda; haber conseguido disponer de una nueva web; haber dejado concluido el ordenamiento y clasificación, que es distinto, de su archivo; haber organizado Jornadas Técnicas y cursos como el último sobre la “Tasación del Libro Antiguo”.
Considero oportuno destacar aquí la disposición abnegada de una persona que sin sus buenos oficios no hubieran podido materializarse tantos y tantos empeños nuestros. Una persona que, me consta, pocos agradecimientos recibe, y muchas encomiendas soporta. Desde aquí deseo ofrecer mi admiración, respeto y, cómo no, agradecimiento... a Pablo Delclaux de Muller, el Director del Secretariado de la Comisión para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española, con quien en estos años he departido muchos momentos, cavilaciones e introspecciones.
Pero nada de cuanto en ABIE he hecho sería posible sin la connivencia y trabajo del equipo, querido y unido, que conforma la Junta directiva de esta Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia. Mis palabras más deferentes, más profundas, más íntimas son, han de ser, para ellas, para las personas que, en complicidad, han compartido conmigo la afanosa tarea de dirigir, en Junta, la Asociación. A ellos, sí, a cada uno de ellos, al Vicepresidente Lorenzo Camarero, al Secretario Sergi Guardiola, al Tesorero Diego Sandín, y a las vocales Mª Victoria Arredondo, a Judith Hidalgo y a Inmaculada Ávila... mi sincero agradecimiento, mi amistad y público, por justo, reconocimiento.
Queridos miembros de la ABIE, permitidme que termine esta misiva de gratitud haciendo mías las palabras del gran bibliotecario y profesor agustino Tomás de Kempis escritas en el siglo XV, por considerarlas apropiadas hoy. En su Doctrinale iuvenum, cap. V, apunta: Sic accipe librum in manibus tuis ad legendum, sicut Simeon iustus puerum Iesum in ulnas suas ad portandum et osculandum (Toma el libro en tus manos para leerlo, como el justo Simeón tomó al niño Jesús en sus palmas para llevarlo y besarlo).
Con cariño, con la ternura emocionada del anciano Simeón, me despido de vosotros, gestores y guardianes del conocimiento acumulado en la Iglesia. Fue una honra presidiros en la Asociación y, ahora, nuevo honor estar entre vosotros como uno más, siempre, a vuestra disposición.
Con mi admirado Tomás de Kempis, a todos, de corazón: GRACIAS y… ¡ADIOS!.
José Ángel Garro Mujika
Nuevo Presidente de la Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia